Recesión, precios del oro, CBDC: ¿Qué acontecimientos económicos se producirán en 2023?

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Inflación galopante, guerra en Ucrania, política de covid cero en China, reapertura de muchas centrales térmicas de carbón, tensiones geopolíticas, revueltas populares en muchos países… El año 2022 llega a su fin con un balance más que contrastado, aunque en los últimos meses han aparecido algunas buenas noticias, sobre todo en materia de descubrimientos científicos (tratamientos para la enfermedad de Alzheimer, fusión nuclear, etc.).

¿Cómo será este nuevo año?

Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), la relación deuda/PIB mundial ha alcanzado un nivel histórico del 352% a finales de 2022. Para muchos, a menudo los más idealistas, este ratio no significa gran cosa. En realidad, en un mundo en el que el dinero sólo existe a través de la deuda -es decir, la nuestra-, esta relación constituye el centro neurálgico de nuestro sistema económico, financiero y político; y su aumento es el medio para perseguir el mito del crecimiento infinito y mantener a raya una economía mortificante, mientras que la urgencia exige el desarrollo acelerado de una economía productiva.

Frente a esta relación, la inflación, presente desde hace más de un año, es un problema de primer orden. De hecho, la subida global de los precios condena a los bancos centrales a actuar mediante una política monetaria restrictiva, que corre el riesgo de poner fin al reino de la ilusión y de precipitar a la economía mundial en el abismo. Si, en teoría, la inflación podría ser una solución para reducir considerablemente este ratio, esta idea tiene todos los visos de ser una quimera dada la situación de la economía mundial.

¿Cuál podría ser el nivel de inflación en 2023?

Mientras que los bancos centrales occidentales intentan frenar la subida de los precios (todavía en un nivel históricamente elevado) penalizando fuertemente el crédito que está en su origen, su endurecimiento monetario -hecho de subidas de tipos y reducción del balance mediante la venta de títulos y la no reinversión de los que han llegado a su vencimiento- corre el riesgo de acentuar los problemas de liquidez en los mercados financieros, como opinan muchos analistas. Si por ahora estas políticas monetarias han afectado principalmente al mercado de criptomonedas (el estallido de la burbuja era más que previsible), pero también al mercado inmobiliario en menor medida, la continuación de esta política tendrá inevitablemente mayores consecuencias sobre el sistema financiero, mientras que el S&P500 -principal índice bursátil estadounidense- firma una caída histórica del 20% en el año 2022, su peor año desde la crisis subprime de 2007-2008 y ello, a pesar de las recompras récord de acciones.

Ante estos futuros deterioros, que muy probablemente se producirán en un periodo de inflación aún anormalmente elevada, los bancos centrales se verán obligados a pausar su endurecimiento monetario, para luego restablecer una política monetaria acomodaticia reduciendo sus tipos directores y aumentando sus balances mediante la compra de nueva deuda en el mercado secundario.

Al mismo tiempo, teniendo en cuenta los profundos cambios de la economía mundial -en particular, el retorno del proteccionismo en muchos países- y las tensiones geopolíticas que no pueden descartarse (entre China y Taiwán, entre Corea del Norte y Japón, entre Occidente y Rusia, etc.), existe el riesgo de que la inflación se mantenga muy por encima del objetivo del mandato de los bancos centrales en 2023, a saber, el 2%.

Pero este nivel no puede mantenerse, principalmente por razones sociales, políticas y financieras.

  • Socialporque el alza de los precios conlleva una pérdida de poder adquisitivo sin precedentes para las clases medias, pero también para las personas mayores, que ahorran masivamente y sufren así la caída de sus rendimientos reales sin riesgo. De hecho, si la inflación se mantuviera durante mucho tiempo, lo que parece inevitable, podrían aparecer movimientos sociales (tanto más si tenemos en cuenta la multiplicación de las oleadas migratorias, en particular las vinculadas a la guerra de Ucrania).
  • Políticaporque el aumento de la pobreza y de las desigualdades provocado por la inflación puede llevar a los ciudadanos de la zona euro a acercarse a otros partidos políticos, sobre todo a los más «radicales», susceptibles de ser euroescépticos y, por tanto, contrarios a los intereses del BCE. (Este fenómeno es tanto más amenazador cuanto que afecta a una categoría especialmente conservadora de la población: las personas mayores).
  • Financiero, porque los inversores exigen rendimientos cada vez más elevados para protegerse de la inflación, lo que se traduce en tipos más altos en los mercados de renta fija; esto complica la gestión de las finanzas públicas para los gobiernos, sobre todo en la zona euro, donde las diferencias estructurales condenan al BCE a una política de espera, pero también para muchos países emergentes, que sufren de lleno la subida del dólar y el encarecimiento de su deuda denominada en divisa estadounidense.

Por lo tanto, dado que esta evolución a medias sigue siendo el único resultado posible para las instituciones monetarias (a falta de avanzar hacia otras soluciones como la anulación de una parte de la deuda de los gobiernos en manos del banco central), y teniendo en cuenta el contexto geopolítico y económico actual, el comienzo de 2023 estará marcado por una recesión en los países occidentales en particular, y por un aumento del riesgo en los mercados financieros. Como hemos explicado anteriormente, los bancos centrales han llegado a un callejón sin salida, hipótesis que ya no se excluye en el debate público.

¿Qué evolución cabe esperar para el oro en 2023?

El oro podría beneficiarse de este escenario. La reciente subida del precio del metal amarillo es un testimonio de la continua atracción de los inversores por el oro cuando la incertidumbre se instala en la economía. El posible giro de las políticas de los bancos centrales, unido a la persistente inflación y a las tensiones geopolíticas, ha reavivado la cotización del oro. En efecto, la hipótesis de una futura bajada de tipos y de un endurecimiento monetario cada vez menos «agresivo» ha permitido al oro subir más de un 10% desde septiembre y registrar un descenso de sólo el 0,2% en dólares durante el año 2022, mucho menos que los principales índices bursátiles y los bonos.

Si añadimos a este fenómeno las compras masivas de oro por parte de numerosos bancos centrales en los últimos meses -al ritmo más elevado de los últimos cincuenta y cinco años- y el aumento de la demanda de activos líquidos por parte de los inversores, el precio del metal amarillo podría continuar su rápida subida a principios de 2023.

Aunque las predicciones para el precio del oro el año que viene difieren entre los analistas, los más optimistas, incluidos los de Saxo Bank , esperan un nivel cercano a los 3.000 dólares a finales de 2023, ya que creen que el año que viene se caracterizará porque el mercado descubrirá que es probable que la inflación se instale en las economías.

2023: ¿la finalización del dinero digital de los bancos centrales?

El año que viene también será testigo de la finalización de la moneda digital europea.

Según el calendario del BCE, la decisión del Consejo de Gobierno de iniciar la fase de implantación de la moneda digital del banco central (CBDC) tendrá lugar en septiembre u octubre de 2023. Hasta entonces, la institución monetaria continuará el desarrollo de esta nueva moneda.

Este dinero digital de banco central -resultante de la creación del banco central- sustituiría, según los diversos comunicados del BCE, a las actuales formas de dinero (billetes, monedas, dinero escritural). Sin embargo, a diferencia de las formas actuales de dinero, estaría libre de deuda, es decir, no estaría respaldado por deuda. En la práctica, esto significa que cada ciudadano tendría una cuenta en el banco central de su país. Este dinero procedería bien de una subvención del banco central a los habitantes de la zona euro (en el marco de una ayuda estatal, una renta universal, etc.), bien de una transferencia del ciudadano de su cuenta bancaria a su cuenta en el banco central. Sin embargo, para evitar importantes fugas de capital hacia esta cuenta del banco central y, por tanto, un debilitamiento de las reservas bancarias, el importe de estas transferencias sería limitado.

Además, esta moneda digital permite al BCE financiar directamente -en moneda central- a los ciudadanos de la zona euro (lo que no está prohibido por los tratados europeos, a diferencia de la financiación directa a los gobiernos), protegiéndolos así de cualquier riesgo de quiebra de un banco comercial. El paralelismo con la situación en la que se encuentran los bancos centrales, especialmente el BCE, es especialmente llamativo, ya que la introducción de esta nueva moneda permitiría proteger a los agentes económicos de cualquier riesgo sistémico.

Sin embargo, si la introducción de esta nueva moneda podría aportar en teoría numerosos beneficios al sistema monetario, a la economía y a los ciudadanos de la zona euro, su proceso no democrático y las posibles vulneraciones de las libertades individuales constituyen importantes amenazas. De hecho, a pesar de una comunicación tranquilizadora, las funcionalidades de este CBDC no las deciden en absoluto los ciudadanos de la eurozona, lo que sugiere que la protección de los datos personales y el libre albedrío de los usuarios podrían verse especialmente afectados. Uno de los grandes retos del BCE es, por tanto, conseguir que esta moneda sea aceptada por los agentes económicos, en un momento en que la inflación deteriora la confianza de los individuos, tras un año marcado por sucesivos encierros en los que las libertades individuales se han visto fuertemente restringidas.

Información importante acerca del oro

El oro desde su descubrimiento, se ha definido como una alternativa de pago y una forma de almacenar riqueza. Merece la pena mencionar que este metal tan valorado carece de valor propio, es valioso porque es escaso y se guarda sin problemas. Desde el principio de la humanidad, este metal dorado se ha situado como una forma de intercambio con poca volatilidad, y muchos continentes han adoptado el oro como su divisa oficial.

Actualmente, este metal dorado sigue siendo una forma de intercambio muy buscada y una manera de almacenar dinero en tendencia, y creemos que su valor continúe en tendencia alcista.

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